Stratigraphy of SPAIN and beyond - history, monuments, ideas, arts & crafts

martes, 20 de julio de 2010

La Carcoma de G. Perec (la belleza de la descomposición estructurada (2))

A continuación viene mi párrafo preferido de Georges Perec.


La contextualización estará en otras entradas tituladas “la belleza de la descomposición estructurada



“El segundo objeto era más extraño todavía. Cuando Grifalconi lo sacó de su caja acolchada, Valène empezó creyendo que se trataba de un ramo de coral. Pero Grifalconi meneó negativamente la cabeza : en el desván del palacio de la Muette había encontrado los vestigios de una mesa : el tablero oval, maravillosamente incrustado de nácar, se hallaba en un estado de conservación notable, pero el pie central, una pesada columna fusiforme de madera jaspeada, resultó completamente carcomido ; la acción de la carcoma había sido subterránea, interior, formando innumerables canales y canalillos llenos de madera pulverizada. Por fuera no se advertía aquella labor de zapa, Grifalconi vio que no se podía conservar el pie original, que, casi vacío, era absolutamente incapaz de sostener el peso del tablero, si no se reforzaba interiormente; por consiguiente, después de extraer por aspiración toda la madera carcomida de los conductos, inyectó en ellos una mezcla casi líquida de plomo, alumbre y fibras de amianto. La operación salió bien, pero enseguida se vio que, aún consolidado de aquel modo, el pie seguía siendo demasiado frágil, y Grifalconi hubo de decidirse a sustituirlo por otro. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de disolver la madera que quedaba, con lo que se hizo visible aquella arborescencia fantástica, representación exacta de lo que había sido la vida del gusano en el interior de aquel fragmento de madera, superposición inmóvil, mineral, de cuantos movimientos habían constituido su existencia ciega, aquella obstinación única, aquel itinerario pertinaz, aquella materialización fiel de cuanto había comido y digerido, arrancando de la compacidad del mundo circundante los imperceptibles elementos necesarios para sus supervivencia ; imagen desnuda, visible, inconmesurablemente turbadora de aquel caminar sin fin, que había reducido la madera más dura a una red impalpable de galerías pulvurentas.”



(Georges Perec; La vida instrucciones de uso, Cap. XXVII; Anagrama/ Circulo de Lecores p 154, trad. Josep Escué)

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