Stratigraphy of SPAIN and beyond - history, monuments, ideas, arts & crafts

lunes, 16 de noviembre de 2009

Cántico a la Vida que, a pesar de todo, brota a tope

La planta en los fotos abajo es un especie de Datura, será algún pariente del estramonio; lo inusual es que es tremendamente gorda! El estramonio, una planta medicinal vinculada a la brujería en varias culturas, crece normalmente en la naturaleza europea en el formato de una hierba. Este aquí tiene un tallo casi leñoso, alrededor de un metro de altura, y las ramas corren extensamente en todas las direcciones. Está repleta de frutas espinosas: la mitad todavía verde, estilo las bolitas de los castaños en el Retiro; el resto maduras, doradas, abriéndose para sacar la carga de semillas negras venenosas de su vientre. Visto desde lejos, las ramas parecen ser la continuación tridimensional de las grietas marcadas en el barro fino reseco, lo cual es su sustrato; por cierto también bastante venenoso. Trocitos de plástico y basurilla de todo tipo se asoma dispersada por la superficie del suelo y colgando de las ramas, pero nuestra planta esta que chuta; resplandeciendo de tenacidad; un monumento a la vitalidad insistente en una microclima hostil para la vida en la mayoría de sus formas.

 A unos metros corre el río Manzanares; le falta ya poco para desembocar en el Jarama. El colorcito no deja dudas sobre su rol poco glorioso como alcantarilla del metrópolis Madrid: negro negro, como si de gasolina fuese y a rachas desprendiendo un olor nauseabundo de podredumbre. El corriente lleva una pedazo de poli-span; la masa blanca pasa flotando majestuosamente con el verdor frondoso en la otra orilla y los cortados de yesos como telón de fondo.

Por vía área vienen y van libélulas, mariposas y otros insectos coloridos cuyo denominación no me lo se. En el cielo pasan bandadas de garzillas blancas, siguen el río un rato y salen por un tangente bruscamente justo encima de mi; más arriba circulan cientos de cigüeñas formando dos remolinos que corren en dirección opuesta. Los últimos se nutren del vertedero de Valdemingómez, los primeros del Parque Regional del Sureste.

El lugar es la más extraña mezcla de naturaleza salvaje y deshechos de la civilización; un espectáculo absolutamente surrealista de biodiversidad y bazofia.